El negocio de sastrería iba creciendo y de la confección de trajes civiles se pasó a los trajes militares y uniformes diversos: Guardia Civil, Policía Armada (hoy Policía Nacional), Policía Municipal, Bandas de música, Vigilantes, Uniformes de Gala,…

El local situado en la planta baja se quedaba pequeño y se amplió el taller de sastrería dotándolo de una maquinaria moderna que facilitase el trabajo de las modistas y los plazos de entrega. Dos sastres cortadores, una jefa de taller y 15 personas más entre modistas y aprendices formaban por aquel entonces la pequeña empresa en la que nuestros abuelos, en esos momentos ya jubilados, habían puesto sus sueños y esperanzas.

Por aquel entonces sus trajes se podían ver en Asturias, Galicia y el norte de Castilla y León. Nosotros, los pequeñajos, correteábamos por el taller y ayudábamos en lo que podíamos, aunque viéndolo siempre como un juego y no como en el aprendizaje de unas bases para continuar en la profesión. Y con todo el trabajo que había a nuestro abuelo no se le ocurre nada más que comprar una vaca porque la leche en brik era como un ultraje para él. A esta vaca le vino otra y luego otra, así hasta cinco. Para nosotros era una gozada ver como las ordeñaban y era una fiesta cuando nacía un ternero. Pero cuando llegaba el verano y la época de recogida de la hierba seca aquello resultaba agotador.

Por esos mismos años se construye el edificio adyacente formado por tres plantas, las dos superiores dedicadas a viviendas, que se llamará la Casa Nueva del Sastre. En la planta baja se ubicará bajo licencia de la Ley Turística de la época el primer Hostal que en aquellos tiempos era el único existente en la carretera N-632 entre Avilés y Luarca: el Hostal Paulino, aún hoy en funcionamiento. Pronto empezamos a saber lo que era hacer camas, limpiar baños, recibir y acomodar a los clientes y, como no, jugar con los niños que se hospedaban.

Continuará…..